Estás imágenes se han podido ver hoy en el zoo de Barcelona.
Mientras todo el mundo iba con el cuello encogido, los pingüinos hoy estaban felices y encantados con semejante rasca y viento que hace.
Y es que por muy malo que sea algo siempre hay a alguien que le viene de putis.
Esta reflexión la he hecho porque esas noches de agosto en las que las sábanas son para la piel como el papel de las magdalenas para las magdalenas siempre me pregunto, ¿estarán jodidos los pingüinos del zoo?
Hoy me alegro por ellos. Y siento mucha pena por los cocainómanos.
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