Hoy ha nevado en Barcelona. Estaba en el curro cuando ha empezado. Para variar la gente ha dejado de trabajar para mirar por la ventana como si fuéramos somalís. Yo, para adaptarme a mis compañeros también he dejado de trabajar.
Entonces me he acordado del perro más beato que existe: el San Bernardo. Y he pensado en lo que molaría encontrarme con alguno y llevar mi querido anís del mono para echarnos con el coñac que lleva en su pequeña barrica unos buenos sol y sombra.
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