Un joven barbudo permanece de pie en lo alto de un vertedero, con los brazos en cruz. A su alrededor, agrupados en círculo, se reúnen doce clientes. Llevan sudaderas con capucha, cazadoras impermeables, gorras de béisbol y otras prendas holgadas. Le veneran en medio de ese descampado.
De repente, el traficante dice:
- De verdad os digo: ¿Quién de vosotros va a tirarme la primera piedra?
Uno de los apóstoles le ofrece entonces un pedrusco de cocaína:
- Oh señor, aquí tienes.
Suena entonces una música sacra, mientras que un rayo de luz procedente del cielo ilumina el blanco pedrusco, que nuestro santo camello esgrime gritando:
- Piedra eres y sobre ti edificaré mi égloga.
A continuación, nuestro melenudo superstar tritura la piedra de coca en su mano hasta convertirla en polvo blanco. Cuando reabre la mano, aparecen, perfectamente alineadas sobre la palma, doce rayas.
- Tomad y esnifad, ésta es mi alma y yo os la entrego.
Los doce discípulos se arrodillan entre la basura doméstica gritando:
- ¡Aleluya! ¡Ha multiplicado las rayas!
Primer plano: un montón de polvo blanco en forma de cruz con cañitas plantadas dentro.
Lema y voz en off: "Cocaína: probarla es repetir".
No hay comentarios:
Publicar un comentario