3 de agosto de 2009

La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina

Ayer terminé La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, la segunda parte de la trilogía Millenium.

La historia nada tiene que ver con su libro antecesor. Y aunque al principio se me hizo algo lento, la novela va mejorando a medida que devoras las páginas. Larsson, de estar vivo, no ganaría el Nobel por su capacidad literaria. En cambio, su estilo directo y su capacidad de narrar los hechos de una forma que logra que el lector lo visualice como si estuviera viendo una película, hace del sueco un escritor inolvidable.

Lo mejor sin duda es el conocimiento que tiene el lector sobre los personajes protagonistas. Tienes la sensación de conocerlos de toda la vida. Mención especial merece Lisbeth Salander, uno de los personajes más completos y complejos que ningún escritor haya creado jamás.

Ayer de paso empecé el último libro. Suerte Mikael. Y paciencia con Lisbeth.

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