25 de enero de 2011

Lo que la verdad esconde a golpe de click

Mis días son trepidantes y llenos de aventuras extremas. Y cuando me toca redactar una oferta de manicura todo cobra un sentido fantástico.

Pero de pronto, una clienta te envía una foto que quiere incluir:

¿Qué mejor que unas manos de monja nórdica?
Entonces se ponen en marcha todos los mecanismos de la creación: el photoshop.

¿Cogemos una foto de unas manos de una tía que seguro que está como para comer helado en su sonrisa vertical?


¡Estas manos seguro que ni tienen ni un juanete! ¡Pero no reflejan el estilo furcia de la clienta! ¡Abracadabra, esmalte de guarra!

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