22 de mayo de 2009

La intimidad de los formícidos

¿Os acordáis de Toy Story? Como molaba. Parece ser que los juguetes y muñecos viven a su libre albedrío cuando están solos hasta que llega el humano y se convierten en entes inertes de nuevo. Hoy como cada día, después de levantarme, ducharme y vestirme he ido a tomar un café y a comprar el pan. Al volver a casa, me he encontrado en mi cama a Trancas y Barrancas así.

Después de la fotografía voyeur he ido a ver un rato la tele porque me sabía mal haber roto la magia. Al rato he pensado que no me hacía ninguna gracia que dos animales que no tienen género mancillaran mi lecho. ¿Os habeís dado cuenta de las pocas palabras que no tienen género? Guionista es otra palabra que tampoco tiene.

Pues bien, al volver a la habitación mis retinas se han fundido al ver la gran rotura del ojo de las mil arrugas que estaba padeciendo Barrancas.


Sus caras no muestran gran expresión de frenesí así que las he separado porque nose que tipo de mancha generan. Y, aunque exista el cebralín, todos sabemos que quita la mancha pero deja el rodal blanco.

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